En este cuento de Chejov, no podemos sentir odio por Varka, sino compasión, ella ha sido golpeada e insultada por el patrón y nadie se acomide a ayudarle, dejándole a ella toda la responsabilidad. En esta narración de Chejov no hay ironía como en su cuento el trágico, hay suspenso, una atmósfera torturada y un final lamentable. La explotación de los niños es condenada por el autor en este cuento, donde Varka saturada de rabia e impotencia descarga su frustración en el hijo de sus patrones.