Nietzsche, casi al borde de la crisis que le llevará a ser internado en un hospital psiquiátrico, pretende realizar un último intento por dar a conocer su filosofía, presentándose a sí mismo como autor de las obras que, según él, cambiarían la historia del pensamiento y quizá el curso de la Historia misma. El filósofo alemán se descubre a sí mismo como portador y emblema del valor dicotómico que distingue su filosofía.