William Legrand, tras sufrir problemas económicos, se trasladó a la isla Sullivan, donde fijó su residencia. Se dedicaba a la caza y pesca. Salía a excursiones acompañado de su sirviente negro, Júpiter Un día William Legrand encuentra un escarabajo de color dorado. A partir de ese momento se comportará de una manera extraña, lo que hace pensar a los que le rodean, que se está volviendo loco. Finalmente Legrand confesó la forma cómo había llegado a conocer la presencia del tesoro. Dijo que había encontrado el escarabajo de oro con un pergamino. El pergamino contenía un criptograma que Legrand había descifrado, y había pertenecido a un pirata que había enterrado su apreciado tesoro.