Se dice que Edgar Allan Poe (1809-1849) escribió EUREKA en 1847 casi de un tirón, como obedeciendo a un impulso incontenible. Cuando remata su labor, está convencido de haber producido una obra revolucionaria, superior a todas las conjeturas del pasado y del presente acerca del origen y el destino del universo: ninguno de los descubrimientos científicos de la historia de la humanidad se le acerca en importancia.