En El condenado por desconfiado plantea Tirso de Molina (1584-1648) el drama del destino paralelo de dos personajes: Enrico, un bandido famoso por sus crímenes, y Paulo, el buen ermitaño que viene a saber que su fin será el mismo que el de Enrico. Mientras éste, confiado en la misericordia divina, se arrepiente a última hora y se salva, el ermitaño, desconfiado por la premonición recibida, abandona la vida religiosa, se entrega al mal y, desoyendo las amonestaciones que le reclaman a la esperanza, se condena.