lceste, el protagonista de esta obra, ocupa todo el escenario: odia su tiempo, odia los versos de Oronte, tiene un pleito por unos rumores que hacen correr sobre él. Y como enamorado, paradójicamente, no cesa de reprochar los defectos a su amada (de lo cual ella hace broma) ni soporta a los demás pretendientes que la asedian; sus celos montan guardia permanente y sufre la presencia de cualquier galante hasta el extremo de olvidarse de su misantropía cuando el amor se apodera de su corazón.