Cuando apareció muerto el fiscal Nisman, Manuel Lamas pensó que era “el muerto que necesita la derecha para ganar las elecciones”.
El autor de Instrucciones para matar a un fiscal, consideró que Nisman había sido utilizado por servicios de inteligencia entrados en desgracia en el último tramo del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Usado y descartado.
Desde su trinchera sencilla, testimonial, común, se sintió en la obligación de decir que a él no lo iban a engañar. Que tanta crónica, nota de investigación, programa de radio y televisión no le iban a hacer mella, no encontrarían campo fértil donde sembrar cizaña y falsedad.
Este libro no fue escrito por un periodista, no fue escrito por un investigador, ni siquiera por un comunicador en el sentido académico del concepto. Es un libro escrito por una persona que creó su propio método, juntó datos, entrevistas, expedientes, publicaciones y documentos. Hizo con todo eso una costura delicada, rigurosa y lo complementó con su mirada, con el análisis de esos datos, con la deconstrucción de las noticias y lo que dijeron los medios.
Instrucciones para matar a un Fiscal es un documento de época escrito por un hombre común que no quiso quedarse callado y construyó de manera alternativa su propio medio de comunicación. Es un libro para conocer información e historia que no tuvo repercusión, que da algunas respuestas y ayuda a hacerse nuevas preguntas. Pero sobre todo es una demostración cabal del trabajo y la voluntad en la búsqueda de una verdad que su autor no quiso callar.