Cuando el implacable Rafael Vitali supo que la mujer que estaba en su cama era la hija de su peor enemigo, la echó sin contemplaciones; pero, al saber que Allegra se había quedado embarazada, recobró el control de la situación e insistió en que se marchara con él a Sicilia y se convirtiera en su esposa.
La vida de Allegra había dado un vuelco tras su noche de amor con Rafael. Lo deseaba con toda su alma, y estaba esperando un hijo suyo; pero no podía cometer la estupidez de ofrecerle en bandeja su frágil corazón...