Heine es considerado el último poeta del romanticismo y al mismo tiempo su enterrador. Heine conjura el mundo romántico - y todas las figuras e imágenes de su repertorio - para destruirlo. Tras el enorme éxito cosechado por su temprano "Libro de los cantares" (1827), que conoció doce ediciones en vida del autor, da por agotada "la lírica sentimental y arcaizante, y se abre paso a un lenguaje más preciso y sencillo, más realista".