Clara Davis supo, en cuanto la palabra "sí" escapó de sus labios, que se había metido en un buen lío. ¿Cómo iba a fingir ser la mujer de su jefe en su lujosa luna de miel?
La regla de Zack Parsons sobre no salir con empleadas había evitado que viera más allá del delantal de repostera de Clara, pero ahora la estaba mirando con una luz totalmente distinta y bastante más tentadora. Entregarse a una noche de pasión debería haber bastado para satisfacer su recién descubierto deseo... ¿O no?