Redactado por Marx y Engels a solicitud del segundo congreso de la Liga Comunista y publicado en Londres en 1848, este Manifiesto tardó poco en desbordar los límites de su inicial condición coyuntural, hasta el punto de llegar a tener en el último siglo y medio una difusión sólo comparable con la Biblia y una influencia, como documento político clásico, de radio acaso sólo parejamente alcanzado por la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Su aliento moral, la amplitud de la mirada histórico-universal que en él se despliega y hasta su factura formal genial lo convierten, por otra parte, en una imprescindible introducción al legado de Marx.