Su obra, centrada en dos temas fundamentales (los conflictos amorosos y los religiosos) se caracteriza por su corrección, precisión, sencillez y armonía; consideraba que la novela debe reflejar la vida, pero de una manera idealizada y embellecida, eliminando los aspectos penosos y crudos de la realidad, porque es un arte y su fin es la creación de la belleza.