En este escrito se manifiesta la visión final de Lutero sobre los judíos, que al principio había sido más considerada y amable, y que se podría resumir con este fragmento de una de sus cartas:"La conversión de los judíos será únicamente obra de Dios, operando desde adentro, y no del hombre trabajando desde afuera".También condenó el trato inhumano hacia ellos y pidió a los cristianos que los trataran con mayor amabilidad. Sin embargo, al final de su vida sus posturas se radicalizaron. Tras no lograr convertirlos al luteranismo, empezó a proponer su persecución. Entre otras cosas propone que las escuelas (yeshivá) y sinagogas judías debían ser quemadas, que sus libros de oración (sidur) debían ser destruidos, prohibir que los rabinos prediquen, incendiar sus hogares, y confiscar sus ingresos y propiedades.