Estas historias de fantasmas, Para leer al anochecer tienen el buen gusto de la educación victoriana, el misterio denso y nebuloso de un país lleno de leyendas y el aroma de lo cotidiano y doméstico. Pero sobre todo tienen ese puntito sobrenatural agitado por la ironía y el humor negro que nos hace sonreír de medio lado ante lo políticamente incorrecto e hipócritamente real que transmiten, algo sin duda que todavía podemos sentir a diario siglo y medio después.
Beletrystyka i literatura