Como botánico, Robin Wall Kimmerer ha sido entrenado para hacer preguntas de la naturaleza con las herramientas de la ciencia. Como miembro de la Nación Ciudadana Potawatomi, abraza la idea de que las plantas y los animales son nuestros maestros más antiguos. En Braiding Sweetgrass, Kimmerer reúne estas dos lentes de conocimiento para llevarnos a "un viaje tan mítico como científico, tan sagrado como histórico, tan inteligente como sabio" (Elizabeth Gilbert).
Basándose en su vida como científica indígena, y como mujer, Kimmerer muestra cómo otros seres vivos —asters y goldenrod, fresas y calabazas, salamandras, algas y dulces— nos ofrecen regalos y lecciones, incluso si hemos olvidado cómo escuchar sus voces. En reflexiones que van desde la creación de Turtle Island hasta las fuerzas que amenazan su florecimiento hoy en día, gira hacia un argumento central: que el despertar de la conciencia ecológica requiere el reconocimiento y la celebración de nuestra relación recíproca con el resto del mundo vivo. Porque sólo cuando podamos escuchar los idiomas de otros seres seremos capaces de entender la generosidad de la tierra, y aprender a dar nuestros propios dones a cambio.