Sophia Blake (Spanish Edition)

La Obispo Secreto

Desde el 1 de octubre se han producido una serie de crímenes siniestros. Asesinatos tan extraños que ni siquiera una detective bien condecorada como Sophia Blake podría descifrarlos.

Quizás lo más siniestro fueron las partes faltantes de los restos de las víctimas. Le arrancaron los ojos, le cortaron los genitales, le amputaron las piernas y las manos; De hecho, fue muy preocupante. ..Y el hecho de que todos los cadáveres fueran encontrados clavados en una cruz invertida, también provocó escalofríos.

Ningún otro detective quiso hacerse cargo de los casos. Las vistas eran aterradoras. ¡Algo sobre estos asesinatos se sentía tan mal!

¿Diez asesinatos espantosos en un mes, para una ciudad que no ha registrado ningún crimen en los últimos cinco años? Fue totalmente inaceptable. Todos en el pueblo se conocían. Todos son caras viejas. Todos, excepto el obispo Maxwell, que acaba de mudarse a la ciudad hace unas cinco semanas. No podría ser él, ¿verdad? Pensó Sofía.

Quienquiera que fuera, había que detener al asesino en serie; Y se detuvo rápidamente. ¡Se amontonaban demasiados cadáveres en Sommerville!

Los pecados Del PADRE

Nubes oscuras se habían acumulado sobre la Catedral de San Agustín. Un terreno que alguna vez fue sagrado, ahora fue profanado con la sangre de muchas almas inocentes. Quizás, si el Vaticano hubiera respondido rápidamente al pedido de ayuda del padre Titus, se habrían evitado los recientes asesinatos. Ahora, se había salido de control. Casi cada dos semanas, alguien era declarado desaparecido; O peor aún, encontrado muerto.

Todo empezó con la violación y el espantoso asesinato de dos monjas. Las hermanas Emily y Edith, en el invierno de enero del 92. Hubo llamados a Roma para aprobar que el asunto sea remitido al Departamento de Policía de Chicago para investigaciones. Sin embargo, esas solicitudes fueron denegadas. La palabra del Vaticano fue que la Iglesia estaba atravesando “tiempos difíciles” y, como tal, no podía soportar otro escándalo de tales proporciones.

'Este asunto es delicado; y debe gestionarse con cuidado”, fueron las palabras exactas pronunciadas por el cardenal Federico Da Costa, en respuesta al telegrama del padre Titus.

Si Roma hubiera intentado un enfoque diferente, es posible que los recientes acontecimientos se hubieran evitado. Pero, en realidad, nadie sabía que las cosas iban a pasar de ser malas a muy inquietantes.

En los últimos siete meses han sido encontrados muertos diecinueve sacerdotes. Desnudos y colgados del cuello. ¡Y si! ¡Les cortaron los testículos!

Los padres Mitchell y Solomon también están desaparecidos desde febrero. Nadie sabe dónde están. Nadie. Nada. Parece como si acabaran de desaparecer. ¡Lo que el Vaticano esperaba lograr estaba totalmente fuera de control!

El Papa ahora era consciente de la terrible situación en Chicago. Necesitaba a alguien que investigara los crímenes con urgencia. Alguien en quien confiaba. Alguien que mostrara discreción. Tacto y sutileza.

¡Alguien que haría todo lo necesario para realizar el trabajo!