Nuestro tranquilo y casi alegre devenir puede verse quebrantado, de manera un tanto inexplicable, no tanto por una enfermedad u otra catástrofe, ciertamente inevitable, sino de la mano de nuestros compañeros de trabajo o de familiares cercanísimos. En el caso de Paca, protagonista de Suelta de Bestias, es su marido quien la lleva contra las cuerdas. En la pendiente de la pérdida de la ilusión casi nada puede frenar nuestra caída, aunque estén los nuevos amigos o el cariño de un ser no precisamente humano. Paca elige desandar lo andado y vuelve al pueblo de sus orígenes Laín buscando unos rastros que parecen perdidos para siempre. Pero el tiempo también amenaza lo inerte y Laín está siendo violentado por la actuación de hombres manipuladores que no encuentran límite a sus ambiciones.