Este relato, que iba a ser el epílogo de Sherlock Holmes, comienza de una forma poco usual: "Eran las 9 de la noche del día 2 de agosto, del más terrible mes de agosto de la historia del mundo." Dos alemanes, Von Bork, el más importante espía alemán en el Reino Unido, y el barón Von Herling, bromean con cierta prepotencia sobre los británicos. Conan Doyle aprovecha la ocasión, que él mismo se da, para criticar la insuficiente preparación de su país para la guerra que se avecina. Los alemanes se hallan esperando la llegada de Altamont, un irlandés afecto a su causa, que les entregará el vital "código de señales de la Marina". Pero cuando llega Altamont, resulta ser Sherlock Holmes en una de sus mejores caracterizaciones, que desbarata los planes de Von Bork y le detiene con la ayuda de Watson. Cuando lo lleva detenido, se permite la broma de que una posible huida del alemán podría dar nombre a un pub: "El prusiano ahorcado". Mientras, se embolsa el cheque de quinientas libras que le ha dado el alemán.