En estas versiones breves y libres de cuentos tan queridos como “El lago de los cisnes”, “El conejo de Pascua”, “Rodolfo, el reno” y “El rey Midas”, entre otros, los niños aprenderán acerca de la importancia de regirse por el amor por uno mismo y hacia los demás en todo lo que hagan. Es imprescindible inculcarles que no todo lo que brilla es oro y que es más bello lo que se lleva en el corazón.
Es importante señalar aquí que las primeras versiones de los llamados “cuentos de hadas” no eran “apropiadas” para niños, pues su origen muchas veces eran relatos de tradición oral cercanos a la leyenda en que un tema recurrente era la hechicería; además, había en algunos de ellos una carga de violencia inaudita, desatada principalmente contra los villanos, que finalmente eran castigados. Aun así, estas historias les encantaban a los pequeños lectores, lo cual llamó la atención de los editores y ocasionó que, por ejemplo, a los hermanos Grimm: Jakob y Wilhelm, se les pidiera que suavizaran e, incluso, cambiaran el contenido de los dos volúmenes de sus Cuentos de la infancia y del hogar. Tantas fueron las modificaciones de esta obra que alcanzó las siete ediciones, de 1812 a 1857.
Igualmente se le pudo haber pedido al cantautor mexicano Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri, que arreglara las letras de sus canciones si los censores hubieran puesto mayor atención en ellas, como sí lo hicieron varios escuchas, quienes acusaban a la pieza “Negrito sandía” de racismo, creían ver un lenguaje subido de tono en “La marcha de las letras” y se habían aterrado de niños con la canción de las brujas (entre ellos estuve yo, ¡vaya!). Indudablemente, Cri-Cri podría ser defendido de algunos de estos cuestionamientos basándose en que era un hombre de su época, en que la crítica y la autocrítica no habían sido tan inculcadas en la educación, como se hizo después gracias al constructivismo, pero pisamos terreno más pantanoso con las llamadas películas infantiles de un tiempo a la fecha, en que hay abundancia de escenas inapropiadas y doble sentido en el lenguaje.
Lo cierto es que el material dirigido a los niños debe pulirse incansablemente hasta obtener un producto digno de quienes están en la edad de ampliar su imaginación y al mismo tiempo fortalecer algunos valores para la vida, entre los que se hallan la laboriosidad, la valentía y el perdón, al mismo tiempo que aprenden de las consecuencias del egoísmo y de la ambición desmedida. Por ello se han adecuado estos diez cuentos para que los pequeños aprendan que, a pesar de las dificultades y los desacuerdos con los demás, debemos desarrollar el carácter para ser personas autónomas, caritativas y creativas.
Sergio Gaspar Mosqueda nació en la Ciudad de México el 30 de diciembre de 1967. Estudió la Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (medalla Gabino Barreda). Trabaja para diversas editoriales y ha publicado más de 50 libros, tanto en papel como digitales, entre los que se hallan dos novelas, varios volúmenes de cuentos, leyendas, un poemario, biografías de músicos de rock, libros sobre historia de México y cuadernos de trabajo de varias asignaturas.