La actitud de Dios hacia el mundo es de amor infinito. La actitud de Dios hacia el pecado es un odio infinito. La actitud de Dios hacia Su Hijo es un amor indescriptible, pero Él entregó a ese Hi-jo para morir por ustedes y por mí. La actitud de Dios hacia el creyente es darle vida eterna, sin importar cuál haya sido su pasado. La actitud de Dios hacia aquellos que no creen es dejarlos en la perdición que tan locamente eligen. ¿Qué elegirán hoy: vida o muerte? La gente decide esa cuestión en unos minutos; una decisión para toda la eternidad. Dios les ayude a decidir bien.
Además de ser salvos del poder del pecado, la fe real en que Jesús es el Hijo de Dios implica entregarle nuestra vida. Si Jesús es divino, si es el Hijo de Dios, si es Dios manifestado en carne, debemos entregarle todo lo que somos y todo lo que tenemos. Eso es lo que Él exige de nosotros y tiene derecho a exigírnoslo. Recuerden, ¡Jesús es el Hijo de Dios! ¿Le han entregado toda su vida a Él? Si no, ¿se la entregarán ahora?
– Reuben A. Torrey
Reuben Archer Torrey viajó por todo el mundo liderando giras de evangelización, predicando a los no salvos. Se cree que más de cien mil personas fueron salvas gracias a su predicación. Torrey se casó con Clara Smith en 1879, con quien tuvo cinco hijos. En 1908, ayudó a iniciar la Conferencia Bíblica de Montrose en Pensilvania, que continúa en la actualidad. Se convirtió en decano del Instituto Bíblico de Los Ángeles (ahora Universidad de Biola) en 1912 y fue pastor de la Iglesia de la Puerta Abierta en Los Ángeles de 1915 a 1924. Torrey continuó hablando por todo el mundo y celebrando conferencias bíblicas. Murió en Asheville, Carolina del Norte, el 26 de octubre de 1928.