Mientras criaba al hijo que le había dejado su hermana al morir, Rachel Bern estaba desesperada y sin dinero. Como la familia del padre del niño no había hecho caso de sus intentos de contactar con ella, no tuvo otro remedio que ir a Venecia a hablar con los Marcello.
Haber perdido a su hermano había dejado destrozado a Giovanni Marcello. La aparición de Rachel con su supuesto sobrino le cayó como una bomba y creyó que ella tenía motivos ocultos para estar allí. Besarla serviría para revelar el engaño, pero la apasionada química que había entre ambos hizo que Gio volviera a examinar la situación.
Quiso imponer un elevado precio por reconocer a su sobrino, pero Rachel no pudo evitar sucumbir a sus exigencias, aunque supusiera recorrer el camino hasta el altar.