Parecía que todos los Fortune estaban encontrando el amor, todos menos Emily. Bonita, desenvuelta y lista, la hija mayor de los Fortune había renunciado a encontrar a Don Perfecto para empezar a buscar al Bebé Perfecto. Y entonces conoció a un hombre. Nadie habría imaginado al tosco Max Allen con una princesa mimada como Emily. El alto y greñudo trabajador del aeropuerto no había tenido suerte en la vida. Después de perder al pequeño Anthony, había jurado no volver a querer a otro niño. Y de pronto se encontraba enamorado de una elegante y sofisticada mujer empeñada en tener un bebé. ¿Estaba Max condenado a volver a sufrir? ¿O sería la adinerada señorita Fortune quien por fin consiguiera curar su dolor?