Los compañeros de trabajo de Emma se quedaron de piedra cuando se enteraron de que iba a casarse con el guapísimo y millonario empresario Harry Buchanan. Lo que ellos no sabían era que Harry y Emma habían sido muy amigos de niños... y que su compromiso no era más que una mentira. Con esa farsa Harry podría escapar de una absurda competición para descubrir al hombre más guapo y, a cambio, él la ayudaría a no perder el empleo.El problema era que Emma llevaba años soñando con casarse con Harry, por lo que fingir que era su prometida, bailar con él, besarlo... se estaba convirtiendo en una tortura. Especialmente cuando la verdad era que se estaba enamorando perdidamente de él.