Diez años después, Lori tenía un matrimonio roto a sus espaldas y dos niñas adorables, Liddy y Rachel. Pero a Cade no le parecían tan adorables. Liddy odió a Cade nada más verlo, aunque a él no le importó, pues sólo quería a una rubia en su vida, no a tres. Pero llevarse a la madre a la cama exigía que aceptara a las hijas en su corazón de solitario...