El objetivo principal del entrenamiento cardiovascular es mejorar el estado físico cardiovascular, lo que tiene numerosos beneficios para la salud, incluido el control del peso, la mejora de la circulación y la disminución del riesgo de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular.
Actividades como correr, andar en bicicleta, nadar, saltar la cuerda, remar y subir escaleras son ejemplos de entrenamiento cardiovascular.
El entrenamiento cardiovascular puede variar en intensidad desde caminatas ligeras hasta entrenamiento en intervalos de alta intensidad (HIIT).
Cuanto mayor sea la intensidad de una actividad, mayores serán sus beneficios cardiovasculares.
Sin embargo, es fundamental elegir una actividad que disfrutes y que sea adecuada a tu nivel de condición física, si pretendes mantenerla en el tiempo.