Pepinos, espinacas, acelgas, repollos, coles, lechugas, escarolas, endivias, berros, guisantes, tirabeques, habas, alubias verdes, apio, cebollas, chalotas, cebolletas, patatas, zanahorias, remolachas, nabos, rábanos, salsifíes, pochas, garbanzos, lentejas, habas, hongos, puerros, hinojo... Todo ello es muy rico en todo tipo de vitaminas, unos las tienen de una clase y los otros de otra, a cuál más interesante. Es por eso que esta riqueza huertana no debe faltar jamás en nuestras despensas y en nuestras mesas. Puedo asegurar que en la mía no hay escasez de ellas. Espero así que este libro colme vuestras ilusiones de ser cada día más fuertes, sanos y alegres porque «de la panza viene la danza».