Breanna Black había convertido las fiestas en un arte. Eran lo único que podía disipar las sombras de su pasado, y no estaba interesada en nada que le estropeara la diversión. Empezando por su irritante y pecaminosamente sexy nuevo vecino, Leo Hamilton. Pero Brie no era de las que se acobardaba con facilidad, y se atrevió a invitarlo a una de sus fiestas.
Leo tenía sus propios motivos para aceptar la invitación de Brie: esperaba que la reunión terminara en fiesta para dos. Y no tenía intención de marcharse de su casa hasta la mañana siguiente.