Lukas la llevó a su isla griega para huir de la prensa y allí la pobre pero orgullosa tutora del bebé cayó cautivada por la lujosa vida del magnate y por sus encantos. El plan de Rhiannon Davies era muy sencillo; debía reunir a la hija de su difunta amiga con su padre, después volvería a casa... sola. Pero, a pesar de su falta de experiencia, Rhiannon se vio invadida por un arrollador deseo, y de pronto aceptó la proposición de matrimonio del guapísimo Lukas, un hombre que había dejado muy claro que nunca podría amarla...