Julienne tenía asuntos pendientes con Cristiano Cassara, su multimillonario jefe. Él la había salvado años atrás, cuando ella era una joven sin un céntimo, y Julienne no había olvidado ni su sentido del honor ni su carisma ni su impresionante atractivo físico. Y, tras conseguirle un acuerdo comercial inmejorable, no se pudo resistir cuando la celebración por su éxito derivó en el estallido de pasión con el que siempre había soñado.
Cristiano no conseguía expulsar de su cabeza a la inesperadamente inocente Julienne. Sin embargo, estaba seguro de que se curaría de esa enfermedad si pasaba otra noche con ella... Pero todo cambió cuando Julienne soltó una bomba que destruyó su ordenada vida: su antigua cenicienta llevaba en su vientre al heredero de los Cassara.