Georgie seguía enamorada de su exmarido, Jed, pero se había resignado a seguir viviendo sin él porque estaba segura de que jamás podría darle lo que ella quería: amor, y ella nunca podría darle lo que él deseaba: un hijo.
Pero Jed Lord siempre conseguía lo que quería. Y, en ese momento, lo único que le preocupaba era recuperar a su esposa... e iba a lograrlo aunque para ello tuviera que chantajearla.