Cuando Jade decidió pasar el verano en California con su tía, creía saber dónde se estaba metiendo. Pero nada podría haberla preparado para Quentin. Nunca ha vivido mucho tiempo en suburbios, y aun así Jade sabe que su irritante (e irritantemente mono) vecino implica P-R-O-B-L-E-M-A-S. Por su parte, cuando Quentin descubre que Jade tiene la intención de pasar el verano en casa leyendo libros, organiza otros planes. Salir a hurtadillas, quedarse despiertos hasta tarde o incluso nadar a medianoche; Quentin se ha propuesto ofrecerle a Jade días —y noches— para recordar.
Pero a pesar de sus perfectos encuentros, cada vez que Jade intenta acercarse, Quentin se aleja. Está claro que guarda un secreto, y Jade está decidida a descubrirlo.