"En este libro, en efecto, el autor, que ha examinado y estudiado a fondo lo que explica sin afectaciones, cumple la básica función que corresponde en derecho a una dogmática bien entendida. El jurista debe estar, par cierto, bien informado del tema de que se ocupa, y su saber debe abrevar en la copiosa fuente de la historia doctrinal, legislativa y en la experiencia recogida en la aplicación de leyes y sistemas. Ese saber, sin embargo; no ha de inducir a virtuosismos bibliográficos y a teorizaciones opinantes, desviados del rumbo que en el derecho siempre apunta a problemas prácticos de la convivencia, que es sobre todo coexistencia bajo normas objetivas de conducta. Al libro de Derecho se va siempre en busca del consejo que debe darse a alguien que se dispone o está obligado a hacer algo, y paro ello necesita conocer anticipadamente el curso posible de su acción. Y una de las cosas que deben ser previstas y determinadas con rigor para hacer las cosas bien son las regularidades normativas. Sin esa seguridad no hay ni despliegue de acción individual ni dinámica colectiva. La seguridad jurídica, es su condición, y ésta se compone, en primer lugar, de un conocimiento preciso de las leyes y después de confianza política. Lo primero, sin embargo, es la tarea normal y vital del jurista y del abogado. Esta ubicación y esta característica es lo que hace muy acertada y valiosa la obra de Celso Delmanto. Tanto en el presente como en otros libros de él aparecen unidas, varias condiciones inherentes a la calidad de un buen libro de Derecho". Celso Delmanto.