Después de soportar la firme presión de Annabel para que aceptara ir al encuentro del desconocido, su único consuelo fue descubrir que el cirujano Adam Hargraves también había sido víctima de la manipulación de Barbara, su propia hermana.
Adam era tan maravilloso que Susan no podía comprender por qué necesitaba ayuda para encontrar una mujer que lo quisiera... ¡que por cierto no sería ella!
Pero Adam tenía otras ideas...