La princesa Johara ansiaba disfrutar de un último acto de libertad antes de asumir sus deberes como princesa de Taquul. Y encontró su oportunidad en un hombre espectacularmente guapo durante la celebración de una opulenta fiesta. El problema surgió cuando resultó ser el jeque Amir de Ishkana, el más cruel enemigo de su familia.
Amir tenía que invitar a Johara a su palacio para afianzar el nuevo tratado de paz entre sus dos países, aunque habría preferido evitarla y, más aún, la tentación que representaba. Pero, por muy arriesgadas que fueran las consecuencias, una atracción tan poderosa era imposible de ignorar.