En ese mosaico irrepetible de la sociedad que formaron los sobrevivientes de los Andes en el Valle de las Lágrimas, en 1972, siempre me sorprendió " cuando los escuchaba y escribía sobre ellos " la actitud y el rol de Coche Inciarte, calando hondo en la condición humana. Lo conocía de antes y terminé de conocerlo después.
Los diferentes puntos de vista convergían para conformar un mosaico humano difícil de advertir a simple vista: si algunos aportaban la energía, la fuerza, la creatividad, la esperanza, el coraje, el tenaz apego a la vida, Coche tuvo el talento suficiente para aportar el combustible más simple y más difícil, el antídoto para el infierno: la ternura.
Se requiere un temple muy especial para compadecerse de otros, cuando la vida se te escapa día a día, minuto a minuto. Incluso, en el caso de Coche, con fecha de vencimiento: la Nochebuena del 72, como él lo había dispuesto.
Este libro refleja, con palabras e ilustraciones, de la manera más genuina, al Coche de la montaña, tal como lo recuerdan y fundamentalmente lo sienten los otros sobrevivientes. Cuando alguien, las más de las veces del grupo de los jóvenes, se quebraba, ahí aparecía, como una sombra protectora, la presencia sólida y mística de un hombre bueno: esos que mueven montañas, o, en su caso, hacen que el que se quiebra vuelva a erguirse, movido por su naturaleza inspiradora.
El estilo de Coche es su espejo: fuerte y dulce, rotundo y suave. No utiliza el texto o las ilustraciones para embellecer la realidad: el autorretrato es bello en sí mismo.
Con él, el lector aprende una lección imperecedera, que se la lleva en el corazón: si en una situación al borde de la explosión, Coche o su evocación, están a su lado, no todo está perdido.
José Luis "Coche" Inciarte (Montevideo, 1948) es ingeniero agrónomo por la Universidad de la República. Durante años se dedicó a la producción de leche: llegó a ser director de la Asociación Nacional de Productores de Leche y director de Conaprole. Tras una larga y exitosa carrera, en 2002 abandonó toda actividad empresarial para dedicarse a dar charlas sobre su experiencia como uno de los sobrevivientes de la tragedia de los Andes, a tomar clases de pintura y a gozar del placer de su familia, especialmente del hecho de ser abuelo.