Brandon Bennet, el duque de Branterberry, tiene un hijo pequeño al que cuidar. No tiene espacio para Serenity en su vida, pero necesita su ayuda después de que ella convenció a la institutriz de su hijo para que deje su empleo. Ella asume los deberes con un florecimiento propio. Brandon la encuentra difícil de resistir, pero no desea volver a casarse. Su primer matrimonio dejó poco que desear.
Como espía, Brandon tiene más que Serenity y su familia con que lidiar. Con el destino de su país en juego, debe tomar una decisión difícil: cede a su atracción o abandona a Serenity por el bien de Inglaterra.