Desastre número dos: La perspectiva de tener a Matthew como jefe era suficiente como para que Kristin estuviera asustada. Por el momento, parecía que él no la había reconocido, pero seguramente era sólo cuestión de tiempo.
Desastre número tres: Y la guinda fue verse atrapada en el dormitorio de Matthew. Viéndose obligada a pasar la noche con él, Kristin estaba decidida a mantenerse inmóvil en su lado de la cama. Hasta que surgió la pasión...