Adolfo Isidoro Fuentes, cuidador de una plaza, guarda un gran secreto en su coraz├│n. Ansia colaborar en una tarea ardua y dif├нcil, con la que se enfrenta todos los d├нas, la depresi├│n de los hombres.Por momentos tiene temor de estar perdiendo la cordura, pues entabla profundos di├бlogos con un antiguo banco de esa, que es su plaza. Cientos de historias, de personas y personajes pasan por este banco, por esta plaza y Adolfo es el testigo permanente de tantas vidas e historias incre├нbles y maravillosas.Ecos en la plaza es el reflejo de aquel so├▒ador an├│nimo que todos llevamos dentro.Escuchemos... escuchemos... escuchemos estos ecos de la plaza.
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