Las cosas no se reconocen sino por sus opuestos”. Así pues, por ejemplo: Si no fuera por la oscuridad, no se reconocería la luz y se quedaría sin placer, si no fuera por el frío no se reconocería el calor y se quedaría sin disfrute, si no fuera por el hambre, la comida no tendría su placer y sabor, si no fuera por el calor del estómago, no le concederíamos sabor a un sorbo de agua, si no fuera por el defecto, la integridad no tendría sabor y si no fuera por la enfermedad, la salud se quedaría desprovista de placer.