El emocionante encuentro de Kasia con el príncipe Raif le había cambiado la vida. Lo mismo que la propuesta de matrimonio de este. Ella le había entregado su inocencia después de que él la rescatase en el desierto, sí, pero Kasia, que era una mujer independiente, no quería ni necesitaba un marido. Así que había huido con la esperanza de no volver a verlo jamás.
Hasta que, semanas más tarde, se lo había vuelto a encontrar en una fiesta, y no había podido ocultarle la verdad: que estaba embarazada de él. Y en esa ocasión le había quedado claro que Raif no iba a dejarla marchar.