Anthony Hope, hijo del reverendo E. C. Hawkins, creció en el ambiente humilde del Londres brumoso e industrial de mediados de siglo XIX. Se formó como abogado y procurador en la Universidad de Cambridge. Ejerció como jurista durante algunos años, aunque su ambición era la política; por esa razón y aunque ya tenía publicados numerosos artículos y tres novelas, en 1892 se presentó como candidato por el Partido Liberal en las elecciones de South Buckinghamshire, famoso feudo conservador, sin salir elegido. Dos años después de esa derrota política le aguardaba una grata victoria literaria: el éxito casi inmediato de El prisionero de Zenda. r Este triunfo y su posterior continuación en Ruperto de Hentzau convencieron a Hope de la conveniencia de abandonar el ejercicio de la abogacía, convirtiéndose en novelista profesional y escribiendo hasta su muerte, en 1933, un total de 32 volúmenes, aunque ninguno tan famoso como la inmortal saga ruritana.