Las descaradas excentricidades de Hugo, el duque de Grovesmoor, y la ristra de mujeres dispuestas a adornar su cama eran noticias valoradas en la prensa amarilla. No obstante, Eleanor Andrews, la nueva institutriz de la pequeña pupila del duque, solo podía verlo como su jefe. Ella necesitaba el trabajo desesperadamente y no podía arriesgarse por muy guapo que fuera... Acostumbrado a la traición y a la mentira, Hugo era un hombre cínico e insensible, que no se preocupaba por desmentir los rumores escandalosos sobre él. Pero había algo en Eleanor que hacía que le hirviera la sangre, y él no era capaz de rechazar el reto de desnudar a aquella empleada tan correcta.