Un niño llega a vivir a la Gran Manzana en donde madura y crece siempre protegido por el manto materno, hasta que empieza a luchar contra sus demonios internos y a cuestionarse su origen y el pasado de su madre. Cuando finalmente descubre cómo y por qué fue llevado a vivir a Nueva York, se enfrenta al eterno dilema de la humanidad entre el ser y el deber ser. Narrada en primera voz, En el nombre del hijo no le da tregua ni respiro al lector. El lenguaje, el realismo con el que se describen las escenas de la novela son una fotografía tan realista que el lector puede tocar, sentir y no dejar de leer.