Marisa Somerville había cambiado. Se había convertido en una mujer de negocios de éxito, segura de sí misma y sofisticada. No se parecía en nada a la apagada esposa de un marido maltratador con la que Rafe Peveril había sobrevivido a un accidente aéreo hacía seis años.
A pesar de que había adquirido una nueva identidad, él habría reconocido sus ojos verdes en cualquier parte. Ella insistía en que nunca se habían visto antes y Rafe quería saber por qué.