"El desierto es una tierra frÃa con un sol ardiente", dicen los tuaregs. La particularidad del desierto consiste precisamente en que reÃēne y mantiene juntos elementos extremos. El desierto significa indisolublemente calor y frÃo, esterilidad y vida, inmensas zonas sin agua y fÊrtiles oasis, arena y piedra, llanura y altas montaÃąas. La relaciÃŗn entre todo ello es la de un equilibrio inestable. Con su tensiÃŗn entre polos tan opuestos, el desierto es una de las mÃĄs elocuentes imÃĄgenes de nuestra vida, marcada asimismo por tensiones y rupturas. Justamente con su doble polaridad de "lugar de muerte" y "lugar de vida", el desierto, cual persuasivo "icono", invita a ver en su imagen de un modo nuevo la propia vida.