Zoé se ha cuidado sola desde que era niña, así que, cuando muere su negligente madre, ella se propone seguir haciendo justo eso. Pero entonces aparece el corpulento y gruñón tío Henry —famoso cirujano convertido en escultor—, quien se la lleva a vivir a la zona rural de Sugar Hill, en Carolina del Norte. Ella está segura de que él la va a decepcionar como todos los adultos. Al parecer lo único que tienen en común son su llamativo pelo rojo y su impulsivo temperamento. Pero, entonces, Zoé descubre un gato salvaje, a un misterioso niño con una venada blanca y un oscuro secreto, todo lo cual pone su mundo de cabeza.