El príncipe exiliado Dane Jones se vio obligado a volver al palacio real de Zafar para tomar parte en una misión diplomática internacional, pero para consternación de su asesora diplomática, Jamilla Roussel, él prefería escapar al desierto en lugar de cumplir con sus obligaciones reales.
Descubrir al príncipe desnudo en el oasis no ayudó a mitigar la atracción que había empezado a sentir la inocente Jamilla. Y tampoco el anuncio de que solo acudiría a la importante recepción en la embajada si ella era su acompañante.
Olvidarse del protocolo por una vez era maravilloso, hasta que ese momento robado de libertad se convirtió en un escándalo en la prensa.