Su tío, a quien le preocupaba su comportamiento impulsivo y poco reflexivo, le había dejado su fortuna, con la condición de que se reformase y pudiera demostrarlo, ¡haciendo una buena boda!
Melanie no tenía interés en hacerse rica, pero estaba decidida a demostrar que había cambiado. El problema era que el hombre a quien tenía que demostrárselo era el abogado de su tío, Clay Logan, un hombre terriblemente atractivo... y un buen candidato a marido.