Desplazados, retirados, víctimas de grandes mudanzas, sus personajes tratan de encontrar un sentido a la soledad que finalmente ha caído sobre sus vidas: a veces lo encuentran, sí, y entonces alguno de ellos, «con genio y sin fama, es más feliz que un rey»; otros se aferran obsesivamente a una obra que les identifica, como puede ser un campanario, un “Gran Aparato Hidrostático” o una chimenea , y en esa identificación hallan la muerte, un fracaso investido de dignidad o, al contrario, el valor de una insobornable resistencia; algunos, como el protagonista de “La veranda”, persiguen quimeras sólo para descubrir que ellos mismos son la quimera de otros menos afortunados; y otros, en fin, como el marino Daniel Orme, se llevan a la tumba el secreto de su hosquedad y su silencio.
En este volumen se recogen los Cuentos Completos de Melville y el lector tendrá ocasión de descubrir en él no sólo las claves de una literatura inspiradísima, extemporánea y visionaria, sino también la apreciable deuda que la posteridad ha contraído, y quizá no saldado, con su autor, si duda uno de los mayores precursores de las corrientes literarias del siglo XX.
Herman Melville nació en Nueva York en 1819, hijo de un comerciante. Muerto el padre en la ruina en 1832, tuvo que dejar la escuela y trabajar en los más diversos empleos. En 1839 se embarcó en un buque mercante, y en 1841 en un ballenero, que abandonó junto con un compañero en las Islas Marquesas, donde vivieron con una tribu caníbal. De allí fue rescatado por un ballenero australiano, del que desertó tras un motín. Después de una temporada en Honolulu, se enroló en la fragata United States y volvió a Estados Unidos en 1844. De todos estos viajes surgieron las novelas que publicaría a lo largo de los siete años siguientes: Taipí (1846) y Omú (1847; ALBA CLÁSICA núm. XXXI), ambientadas en los mares del Sur; Mardi (1849), una fantasía alegórica; Redburn (1849; ALBA CLÁSICA núm. XCVIII), sobre su primer viaje en un buque mercante; Chaqueta Blanca (1850, ALBA CLÁSICA núm. XXIV), sobre la travesía a bordo del United States; y Moby Dick (1851), que, pese a su actual celebridad, pasó casi inadvertida. Su obra posterior tampoco contó con las simpatías del público: Pierre o las ambigüedades (1852), Israel Potter (1855) y The Confidence-Man (1857) no le permitieron seguir viviendo de la literatura. Sus Cuentos completos se hallan reunidos en un volumen publicado por esta editorial (ALBA CLÁSICA MAIOR núm. XXXII). En 1866 consiguió un empleo de inspector de aduanas en el puerto de Nueva York. En esa ciudad murió veinticinco años después, en 1891. En 1919, un biógrafo encontró el manuscrito de Billy Budd, marinero, que se publicaría en 1924.
Miguel Temprano García (Madrid, 1968) es biólogo y profesor de inglés. Ha sido traductor externo en Naciones Unidas y ha traducido a autores clásicos como D. Defoe, T. Smollett, T. Carlyle, R. L. Stevenson, J. Conrad, Ch. Doughty, G. Gissing, G. Orwell, D. H. Lawrence, V. Woolf, E. Allan Poe, H. James, H. Melville, J. Steinbeck, E. Hemingway, J. Cheever y F. Scott Fitzgerald; y contemporáneos como A. S. Byatt, A. Tyler, J. Winterson, M. Atwood, M. Cunningham y J. M. Coetzee.