Hannah Arendt se acerca a estos bien conocidos personajes guiándose por su concepción filosófica acerca de lo que puede y debe saber un ser humano. No hay que hurgar en las intimidades de las personas para captar los rasgos que los hacen únicos e inmortales. Con una excepcional capacidad de percepción de las cualidades humanas más inconfundibles y profundas, Arendt señala su manera de estar presentes en el mundo, de mostrarse a la luz pública, ya sea en sus obras o sus actos.
Nos muestra con precisión y sin eufemismos en qué medida estas figuras lucharon, se tambalearon y tropezaron debido a sus circunstancias y su demonio particular, para ser, después de todo y a veces a pesar de ellos, fieles a sí mismos y a sus aspiraciones más profundas.
Estudió filosofía, teología y filología clásica en Marburgo, Heidelberg y Friburgo. En 1933 se exilió de Alemania y residió en París hasta su huida a Estados Unidos en 1941, donde enseñó filosofía política en las Universidades de Princeton, Chicago y Nueva York.
Con sus influyentes obras La condición humana, Crisis de la República y Sobre la revolución, se convirtió en una de las principales pensadoras políticas del siglo xx.